Los factores de transcripción son proteínas que se unen al ADN en los promotores de los genes, controlando la transcripción de ARN mensajeros (ARNm) en ARN complementario (ADNc). Estas proteínas están involucradas en la regulación de la expresión génica, es decir, determinan qué genes se transcriben y en qué niveles.
Existen dos tipos principales de factores de transcripción: los generales y los específicos. Los factores de transcripción generales son esenciales para la transcripción de todos los genes y se unen al promotor de manera estable, reclutando la maquinaria de transcripción para iniciar la síntesis del ARNm. Los ejemplos de factores de transcripción generales incluyen TATA-binding protein (TBP), TFIIA, TFIIB, TFIID, TFIIE, TFIIF y TFIIH.
Por otro lado, los factores de transcripción específicos son proteínas que se unen a secuencias de ADN específicas, conocidas como elementos de respuesta, en el promotor o en otras regiones regulatorias del genoma. Estos factores de transcripción específicos pueden potenciar o reprimir la transcripción mediante diferentes mecanismos, como la interacción con otros factores de transcripción, la modificación de la estructura de la cromatina o la inhibición del reclutamiento de la maquinaria de transcripción.
Algunos ejemplos de factores de transcripción específicos incluyen p53, NRF2, STAT, NF-κB, CREB, c-Myc y Sox2. Estos factores de transcripción específicos juegan un papel crucial en la regulación de procesos biológicos clave, como el crecimiento y desarrollo celular, la respuesta a señales extracelulares, la diferenciación celular y la supervivencia celular.
Los factores de transcripción son regulados a su vez por señales intracelulares y extracelulares, incluyendo hormonas, factores de crecimiento, señales de estrés, vías de señalización celular y cambios en la disponibilidad de nutrientes. Los defectos en la regulación de los factores de transcripción pueden conducir a enfermedades, como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y enfermedades autoinmunes.
En resumen, los factores de transcripción son proteínas esenciales en la regulación de la expresión génica. Actúan como interruptores moleculares que controlan qué genes se transcriben y en qué niveles, permitiendo que las células respondan y se adapten a cambios en su entorno y a señales internas.
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